viernes, 7 de diciembre de 2012

Soy español...

Aclaro desde ya que, aunque viva en Barcelona, este no es un artículo sobre las bondades y ventajas de ser o no ser español. Así que si estás harto de quejas por la catalanidad/españolidad, puedes seguir leyendo. Aunque te aseguro que te vas a encontrar otras quejas.

Yo soy de esa gente que tiene memoria. Sé que es algo que no está de moda, pero me acuerdo de casi todo lo importante, aunque luego me olvidé de qué comí ayer. De todo lo importante o de cosas relativamente anecdóticas, pero que tienen un trasfondo. Y ayer me acordaba de toda esa gente que, en los mundiales ganados por la Selección Española, coreaba: Yo soy español, español, español. Parecía que ser español era lo mejor que te podía pasar en la vida porque había trece jugadores de fútbol que habían introducido una pelota entre tres palos en partidos consecutivos. Confieso que no entiendo la pasión por el fútbol (aunque sí entiendo el hecho de que algo te apasione), pero eso no quita que la imagen se me quedara grabada en la mente, porque, sinceramente, ya entonces no veía yo tanto motivo para estar orgulloso de nuestra nacionalidad.

Aparte de tener memoria, leo los periódicos. Lo sé, lo sé, soy un antiguo: ahora hay que leer el Twitter, que te dice lo mismo en ciento cincuenta caracteres. Pero es que a mí me gustan las preposiciones y las conjunciones; disfruto viendo oraciones enlazadas y, cosa rara, me entran mareos cuando veo la cantidad de faltas que pueden ponerse en ciento cincuenta letras: llamadme romántico. Y claro, ayer cogí el periódico y, aparte de agriarme el día, me recordó la imagen del yo soy español, español, español y mi sensación de asombro ante aquel hecho ya lejano.

Y es que en ese país leí un nuevo motivo para no estar orgulloso, que no es otro que la corrupción del país: ayer se publicó el Índice de Percepción de Corrupción, que mide de manera ordenada "los niveles de percepción de corrupción en el sector público en un país determinado y consiste en un índice compuesto, que se basa en diversas encuestas a expertos y empresas". España ocupa el puesto número 30 de 176. Parece que no vamos mal. Pero solo parece. Porque España está al mismo nivel que países como Botsuana, y por detrás de países como Catar o los Emiratos Árabes. Dentro de Europa, solo algunos países de la Europa del Este, con todos sus problemas, Polonia y Grecia están peor. Como siempre, vamos a la cola de Unión Europea. Y hay que notar que a la encuesta responden "expertos y empresas". Que digo yo que a las empresas tampoco les interesará divulgar la corrupción existente, ya que en muchos casos se benefician de ella. Porque si le han preguntado al expresidente de la Patronal, el Sr. (es un decir) Díaz Ferran, seguro que habrá dicho todo que iba como la seda. Lástima que se acabe de descubrir que el visionario que dijo que con la crisis había que trabajar más y cobrar menos ha dejado miles de trabajadores y empresas sin cobrar porque ocultaba su patrimonio mediante pactos ilegales e ilícitos. Y luego dicen que por qué no nos fiamos de lo que pide la CEOE.

En fin, que hay miles de asuntos por los que estar orgullosísimo de España: los desahucios, la reforma laboral, el paro, la contrarreforma de la reforma de la contrarreforma educativa... Pero esta mañana he escuchado la última cosa por la que sentirse bien siendo español. Resulta que hace unos años un hombre drogadicto pasó dos papelinas de heroína a otro drogadicto. Lo pillaron, fue condenado, se aplazó el caso, recayó y se le volvió a condenar, pero no entró en la cárcel. Y ahora, años después, totalmente rehabilitado y colaborando con centros de desintoxicación, le deniegan el indulto y lo mandan a la cárcel. Sin más. Y justo cuando hace unos días se indultó por segunda vez a cuatro mossos d'esquadra torturadores de inocentes. Hay que recordar que el indulto no lo concede un juez, sino el Gobierno, un gobierno de derechas del Partido Popular. Y... ¡oh, sorpresa! El condenado milita activamente en un partido de izquierdas y ¡oh, sorpresa aún mayor! Su padre, ahora invidente, es conocido en Vigo, su ciudad, porque fue un destacado antifranquista. ¿Casualidad? Bueno, no lo sé. Si no existiera la figura del indulto tal y como está redactado, podríamos saberlo. Porque el Gobierno no tiene por qué explicar los motivos del indulto, y tampoco lo hace. 

Yo solo sé que ahora cuatro torturadores pueden detenerme por las calles de Barcelona, mientras un señor (ahora sí) que ha vencido a la droga y que ayuda a otros a salir de ella está entre rejas. Si me hubieran preguntado a mí en esa encuesta sobre la corrupción en España, seguro que estaríamos en el puesto 176. Y, a diferencia de este gobierno, yo sí que explico a qué se debe mi "orgullo" español.

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